La latencia, también llamada tiempo de respuesta, es un factor importante cuando se trata de valorar la jugabilidad de los juegos multijugador. Marca el período que transcurre entre un acontecimiento que ocurre en el juego y la aparición de la reacción perceptible ante el mismo. El tiempo de latencia suele denominarse “ping” en la jerga de internet y se indica con un número de tres dígitos en la unidad de milisegundos o se muestra con varias barras de color verde, amarillo o rojo (análogo a la cobertura de telefonía móvil o wifi).
Para que una partida multijugador funcione sin problemas, el ping debe ser muy reducido. Es cierto que también influyen otros factores como, por ejemplo, el hecho de que haya más dispositivos en el mismo hogar utilizan la conexión a internet y transmitiendo paquetes de datos de gran volumen. Sin embargo, de forma general, es peor para la latencia si todo el contenido del juego se transfiere primero desde el exterior al propio ordenador y la entrada realizada también debe ser procesada primero por el servidor. Este hecho afecta inevitablemente al rendimiento y, por tanto, a la latencia.
Actualmente, todos los proveedores de cloud gaming pueden garantizar, en principio, una baja latencia, aunque el resultado real depende siempre del ancho de banda de la propia conexión y de la carga de otros dispositivos en la red.
Las valoraciones de los jugadores son muy positivas en la mayoría de los casos. Solo en los juegos que requieren una mayor velocidad de reacción, como los shooters online competitivos, se puede llegar a percibir una latencia en comparación con los potentes PC de juego que afecte, de esta manera, a la experiencia de juego. Los juegos que van a un ritmo normal pueden jugarse perfectamente a través de cloud gaming.