Desde Windows XP, NTFS ha sido el estándar de preferencia en los sistemas de Microsoft y, desde Windows Vista, el disco duro que contiene el sistema operativo ha de estar obligatoriamente formateado en NTFS, lo cual es comprensible: en comparación con las antiguas versiones de FAT, como FAT32 o FAT16, NTFS ofrece ventajas importantes.
Por lo general, el sistema de archivos NTFS funciona particularmente bien si se usa en redes, porque es aquí donde su estructura, bien organizada, incluyendo el práctico control de acceso a las funciones de lectura y de escritura por parte de los usuarios, cobra especial sentido. Si se compara con FAT32, el estándar que lo precede y que aún se usa hoy en día en ciertas situaciones, NTFS ofrece además otras ventajas: el tamaño máximo de las particiones es mucho mayor, de aproximadamente 16 terabytes. Se trata de una cifra que incluso actualmente (en 2020) apenas superan los discos duros disponibles en el mercado, ya sean los clásicos de tipo mecánico (HDD) o las modernas memorias flash de tipo SSD. Para que quede patente la relevancia de este sistema de archivos, a continuación ofrecemos un resumen de las ventajas y desventajas de NTFS para usuarios particulares y profesionales.