La compatibilidad es muy importante a la hora de elegir el formato, por ejemplo, si deseas utilizar un disco duro externo no solo para el ordenador de casa, sino también en otras plataformas y dispositivos. Si quieres obtener la máxima flexibilidad para transferir datos entre un dispositivo Apple y uno Windows, te recomendamos, por ejemplo, formatear el sistema de archivos exFAT. En definitiva, formatear correctamente los medios de almacenamiento puede ser decisivo, ya que te ahorra complicaciones y limitaciones al transferir datos de un soporte a otro en el día a día.
Si se cumplen los requisitos básicos (por ejemplo, tener un hardware actualizado), también se puede cambiar de sistema en cualquier momento y, por ejemplo, pasar de un sistema de archivos antiguo a uno más moderno. Sin embargo, es fundamental comprobar de antemano si no conlleva el riesgo de perder los archivos o si antes se debe realizar una copia de seguridad de todos los datos para, a continuación, copiarlos nuevamente en el medio de almacenamiento. Existen programas gratuitos y de pago para este tipo de conversiones, que permiten llevarlas a cabo de forma más cómoda y segura. En algunos casos, sin embargo, también es posible formatear el sistema de archivos mediante los recursos que incorpora el propio sistema operativo. En nuestro artículo sobre el formateo de memorias USB aprenderás, por ejemplo, a convertir el sistema de archivos de una memoria USB directamente en Windows.