Que los usuarios generen el contenido por sí mismos puede sonar muy bonito en principio, pero hay algo que no debe olvidarse: es un arma de doble filo. Algunas compañías han sufrido las consecuencias de dar el control del contenido a los consumidores, puesto que también puede ser negativo. En el caso del linchamiento digital, cada compañía debe tener un plan de contingencia con las reglas de comunicación apropiadas.
Desde una perspectiva legal, deben considerarse los derechos de autoría y de personalidad. Por ejemplo, es bastante difícil asegurarse siempre de que el usuario que carga un vídeo o una imagen realmente tenga todos los derechos de uso de la imagen o sea el autor real. Además, hay que tener en cuenta que las personas que aparecen en el contenido deben haber dado expresamente su consentimiento para ello.