El SSH File Transfer Protocol se encarga de la transferencia de datos segura entre dos puntos de comunicación. Para muchos procedimientos de trabajo en las empresas, esto se ha convertido en algo imprescindible: por ejemplo, cuando las filiales envían resultados a la sede central, la arquitectura de servidor de una red corporativa se mantiene actualizada y protegida mediante mantenimiento remoto, o los técnicos acceden a las instrucciones de reparación en línea durante su servicio. Para ello hay que transferir datos de manera bidireccional a través de una conexión a internet desde un servidor de empresa a otro. También los archivos para páginas web se transfieren de esta forma al espacio web. Para este intercambio de datos existe desde 1971 el File Transfer Protocol, abreviado como FTP.
La práctica gestión de datos de FTP es similar al trabajo que realizan el explorador de Windows, el Finder de Mac o el Nautilus de Linux. La diferencia en este caso es que los datos se transfieren desde y hacia servidores remotos. La vía de transferencia del usuario (cliente FTP) al servidor (servidor FTP) y a la inversa ofrece una potencial superficie de ataque para el robo y la manipulación de datos, o la infiltración de malware en el sistema del usuario. El riesgo es todavía mayor cuanto más bajo es el estándar de seguridad, y en el caso de FTP, es muy bajo: el nombre de usuario y la contraseña de acceso se transfieren en texto sin codificar. De esta forma, los atacantes potenciales pueden leer los datos de acceso y conseguir acceso no autorizado al cliente y servidor FTP, con sus respectivas consecuencias.
Para eliminar estas posibilidades de ataque se desarrolló como alternativa el SFTP, que ofrece un grado de seguridad ampliamente mejorado.