Antes de que se asentara el concepto de código abierto, los modelos de software accesibles al público recibían el nombre de software libre(free software). Esta denominación se le atribuye especialmente al proyecto GNU, un sistema operativo que se creó durante el movimiento de software libre y que pretendía garantizar a los usuarios finales la máxima libertad en el uso del código fuente. Con él, el concepto de software libre se contraponía directamente al software propietario o software cerrado, en el cual únicamente el propietario registrado (la empresa) está autorizado a acceder al código fuente y a modificarlo o distribuirlo. Los usuarios, en cambio, solo pueden utilizar el software de acuerdo con su fin establecido y, por lo general, previo pago.
Precisamente esta denominación inicial en inglés, free software, fue la que llevó a confusión, pues la palabra free no solo significa libre, sino también gratis. No obstante, el concepto se refería únicamente a las libertades de los usuarios y no a su gratuidad ni a ningún carácter comunitario. Como sucede con las licencias Creative Commons, en el software de código abierto no todo está permitido: los usuarios están sujetos a ciertas condiciones. Para alejar el foco de la idea comercial y desviarlo hacia la utilización libre, en 1998 el Foresight Institute acuñó el término open source, que significa literalmente fuente abierta, es decir, software de código abierto.