El click fraud (en español, “fraude de clics”) consiste en la manipulación sistemática de los sistemas de facturación publicitaria por medio de clics generados artificialmente en banners, anuncios de texto o enlaces de afiliación. En este caso, los estafadores se aprovechan del sistema de facturación “Pay Per Click” (Pago Por Clic) con el que se generan ingresos cada vez que un usuario hace clic en el anuncio. Si esta interacción es inducida artificialmente y sin el interés del usuario, dependiendo de la finalidad, el click fraud puede tener consecuencias nefastas para el anunciante o para el publisher en cuya página web aparece el anuncio. Mientras que el anunciante pierde dinero con cada clic, pues tiene que pagar por cada clic inútil sin recibir conversiones, a primera vista, el operador de la web parece beneficiarse de la compra de clics, según el principio “cuantos más clics, mayor comisión”. Sin embargo, los publishers que registren fraude de clics en sus páginas web corren el riesgo de ser excluidos de futuras cooperaciones publicitarias. Algunos de los incentivos para simular clics son:
- Enriquecerse sin mayor esfuerzo
- Lograr una ventaja competitiva
Si el publisher es quien realiza el click fraud, la generación de ingresos adicionales suele ser la principal motivación. Manipular el número de clics por anuncio se logra a través de diversas acciones de fraude de clics manuales o basadas en software. Además, el click fraud se utiliza para aumentar la tasa de clics en anuncios con determinadas palabras clave con el fin de elevar el precio publicitario de algunos temas. Las consecuencias financieras, en ambos casos, corren por cuenta de los anunciantes. Sin embargo, el fraude de clics es un obstáculo para los operadores de redes publicitarias de gran tamaño como Google AdWords o Bing Ads, pues la manipulación dirigida de este modelo de pago tiene un impacto negativo en la confianza que tienen los anunciantes en este sistema. Las sanciones a las que se enfrenta un publisher acusado de click fraud suelen ser bastante drásticas.
La manipulación de clics sale menos de la voluntad del anunciante que de los competidores con intención de obtener una ventaja comparativa. En este caso, un anunciante utiliza el click fraud para cargar innecesariamente el presupuesto de publicidad de sus competidores y hacer que gasten la mayor cantidad de dinero posible. El objetivo de este método es la desaparición de los anuncios de los competidores del buscador o de páginas web relevantes. Los editores también utilizan los clics generados artificialmente para manipular los anuncios de otras webs con el fin de provocar la exclusión de sus competidores de la red de publicidad.
Una forma especial de click fraud que no está relacionada con la compra de clics es la generación de vistas ficticias en portales de vídeo como YouTube, Vimeo o Dailymotion. El objetivo de este método es impulsar la cantidad de reproducciones para lograr un mayor alcance y, por lo tanto, aumentar los ingresos de publicidad. El fraude de clics también está presente en redes sociales como Facebook y Twitter, donde en vez de comprarse clics se compran “Likes”.