Los protocolos del modelo TCP/IP cuentan con una gran ventaja: funcionan con independencia del hardware y el software subyacente. No importa qué sistema operativo o dispositivo se use para la comunicación a través de la red, porque los protocolos están estandarizados de tal forma que funcionan en cualquier contexto.
En el modelo OSI, los protocolos se sitúan en las capas 3 y 4 de transporte y red respectivamente, que son las encargadas de la conexión entre dos dispositivos a través de una red. Así, la dirección IP y el protocolo de Internet se usan para que el paquete de datos llegue al receptor correcto. El TCP, en cambio, sirve para establecer y mantener una conexión entre los dos dispositivos implicados durante la transmisión. Si se produce un error en el transporte de los paquetes de datos, el protocolo se encarga de iniciar un nuevo intento de transmisión.