NFT: ¿qué son los tokens no fungibles?

Un NFT es un “objeto protegido digitalmente no sustituible” y se considera el título de propiedad de los elementos digitales únicos. Sobre todo, el arte digital se vende con la ayuda de los tokens no fungibles. Para ello se utiliza la tecnología blockchain: la información sobre la obra, el propietario, los derechos de uso, etc., se almacena y se transfiere a prueba de falsificaciones.
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¿Qué es un NFT?

Para entender mejor lo que es un token no fungible podemos echar un vistazo primero al mundo real. En él, un token único y no sustituible sería un cuadro o una joya hecha a mano. La pieza de intercambio, el token fungible, sería un billete de 10 euros, por ejemplo. El cuadro o la joya son únicos y no pueden ser sustituidos o cambiados por un objeto equivalente. Un billete de 10 euros, en cambio, tiene muchos equivalentes, es decir, todos los demás billetes de 10 euros que existen.
Volvamos al mundo digital: en él, los tokens fungibles son los bitcoins, por ejemplo, que pueden cambiarse por cualquier otro bitcoin del mismo valor. Pero ¿qué pasa con todos los memes, vídeos, piezas de música y obras de arte del espacio virtual? En teoría, cualquiera puede duplicarlos con un par de clics y guardarlos en su propio disco duro. Para marcar el original y poder comerciar con él, se han desarrollado los tokens no fungibles.

¿Cómo funciona un token no fungible?

Este tipo de tokens consiste en varios bloques de información que se encadenan: el blockchain. Los bloques contienen información diversa sobre la obra, como autor, comprador, vendedor, etc. Además, en cada bloque se almacena una huella digital única (el valor hash), junto con el valor hash del bloque anterior, creando así la cadena mencionada anteriormente. Lo que hace que esta tecnología sea casi a prueba de falsificaciones es el almacenamiento descentralizado en una red de pares. Todos los ordenadores conectados a ella tienen una copia de la blockchain y comprueban el carácter concluyente de los nuevos bloques y de los valores hash allí especificados, por lo que los errores o falsificaciones se detectan inmediatamente.
Esta tecnología no solo se utiliza para los tokens no fungibles, sino también para la mayoría de criptomonedas como el Bitcoin y el Ethereum. Si quieres comprar un NFT, normalmente lo pagarás con Ethereum, ya que es el blockchain más utilizado para los NFT.

¿Qué tipos de NFT existen?

Los tokens no fungibles están especialmente extendidos en el mundo del arte, ya sea para proteger simples vídeos e imágenes o elaboradas obras de arte digitales. Sin embargo, en principio, cualquier bien virtual puede vincularse o protegerse con un token. Por ejemplo, los objetos de valor de los juegos de ordenador están provistos de un NFT que solo puede ser utilizado por su propietario. Las propiedades y eventos virtuales también pueden negociarse con tokens.
En concreto, existen los siguientes usos:
  • NFT para arte, llamados NFTART : para obras de arte, piezas de colección, GIFs, música, etc.
  • NFT para juegos: para objetos únicos en los juegos.
  • Certificado NFT: para títulos, certificados, identidades, patentes, derechos de propiedad, identificaciones, etc.
  • Reward-NFT: para promociones y eventos.

Comerciar con NFT

Al igual que con las criptodivisas, con los tokens no fungibles también se negocia en mercados especiales online. Algunas criptobolsas también ofrecen NFT. La más conocida, por ser la más antigua y ahora la mayor bolsa de NFT del mundo, es OpenSea: desde 2017, en ella se pueden negociar NFT de diversos sectores.
La venta se realiza en OpenSea, así como en muchas otras plataformas como Binance o SuperRare, de dos maneras: a un precio fijo o por subasta al mejor postor. Para participar se necesita un monedero y la criptomoneda necesaria, en la mayoría de los casos Ethereum.
La divisa también constituye la base para poder “mintear” los NFT tú mismo. En resumen, se sube la imagen, el vídeo o la pieza musical correspondiente y se crea el token, con el que más adelante podrás negociar.

Ejemplos destacados de comercio con NFT

Tal vez el ejemplo más conocido de uso de tokens no fungibles (y que a muchos les cuesta entender) sea la venta de una obra de arte del artista Beeple. Beeple publicó una foto en la plataforma Tumblr todos los días desde 2007 y acabó montando un mosaico de imágenes a partir de 5000 fotos individuales. Después, Beeple subastó el NFT en Christie’s por unos 57,8 millones de euros, a pesar de que la imagen podría ser reproducida teóricamente por cualquiera.
Sin embargo, este artista no es el único que ha conseguido sumas tan elevadas: el NFT del código fuente de la World Wide Web se vendió por unos 5,4 millones de dólares estadounidenses a través de Sotheby’s. El primer tuit en Twitter, de 2006, llegó a costar 2,9 millones de dólares, y el jugador de baloncesto LeBron James, con un vídeo de un lanzamiento, consiguió un precio de compra de unos 200 000 dólares.
La esperanza de todos los compradores es que los respectivos tokens no fungibles aumenten su valor con el tiempo, de forma similar a las verdaderas obras de arte y los objetos de colección.

Posibles problemas y peligros de los NTF

Muchos se plantean la pregunta de hasta qué punto son útiles los NFT: las obras asociadas a ellos son fáciles de copiar en la mayoría de los casos, la posesión puramente virtual sigue siendo abstracta y de valor poco claro. El desarrollador Geoffrey Huntley también demostró este absurdo con un ejemplo práctico. Robó o copió todas las imágenes de NFT disponibles y las subió colectivamente a la plataforma The NFT Bay. Esto dio lugar a 17,96 terabytes de material de imágenes. Los tokens no fungibles reales no se vieron afectados, pero las imágenes cambiaron de dueños fácilmente.
También hay críticas mucho más concretas con respecto a la huella de CO2 de los NFT. El consumo de electricidad para la generación de blockchains es muy elevado. Un artista y tecnólogo británico calculó el consumo de electricidad de un total de 18 000 tokens no fungibles y esto dio como resultado 340 kWh, algo menos del diez por ciento del consumo medio anual de electricidad de una casa. Convertido, esto supone unas emisiones de CO2 de 211 kilogramos por NFT, lo mismo que un vuelo de dos horas.
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