Con este nombre se conoce a la obtención automática (también llamada extracción), generalmente mediante un software, de direcciones de correo para poder enviar publicidad desleal, para llevar a cabo ataques de phishing o para distribuir software malicioso. Los programas que se utilizan para ello, los denominados “Email harvester” o, como se conocen popularmente, “cazacorreos”, recorren páginas web, listas de correo, foros o plataformas sociales para extraer direcciones de correo electrónico. Para ello, el programa se fija en la sintaxis característica de estas direcciones, de forma que busca patrones sencillos en el código fuente de una web detrás de la arroba (@), un signo que no suele encontrar uso en los textos que forman parte del contenido, pero que se utiliza para separar el nombre de usuario del dominio en una dirección de correo. Variar la forma de escribirla tampoco ofrece protección, puesto que los spambots más refinados ya reconocen subterfugios tales como [at], [AT], (at), (AT), así como otros tipos de variantes.
usuario@dominio.es
usuario[at]dominio.es
Si a la arroba o a su equivalente les siguen secuencias de caracteres separadas por un punto, es un claro indicio para el programa de extracción de correos de que se trata de una dirección de correo. Solucionar el punto con una forma alternativa de escribirlo tampoco sirve hoy de mucho y además no se lee bien:
usuario[AT]dominio[punto]es
Aún más revelador es que el símbolo arroba es el enlace al correo en HTML según el patrón "mailto: usuario@dominio.es", enlace que permite a los usuarios que visitan la página abrir su programa de correo solo haciendo clic en él. La dirección del receptor se copia automáticamente en el campo del destinatario, lo cual es muy práctico, pero delata información a los spambots fácilmente sobre dónde pueden obtener una dirección de correo.
Los propietarios y administradores de páginas web hacen bien, por estos motivos, en rebelarse contra los formatos más clásicos a la hora de disponer sus opciones de contacto públicamente en la red, respetando, eso sí, la legibilidad, para permitir un acceso óptimo universal a la dirección de correo.