La digitalización de la economía ha provocado cambios profundos en la estructura de las empresas. La compra-venta de bienes y servicios tiene lugar en plataformas digitales, los procesos de producción han sido automatizados y los espacios de trabajo se han mudado a la nube. Evidentemente, estas nuevas condiciones ofrecen beneficios de primera clase para todos los actores involucrados.
Esta simplificación de la estructura corporativa ofrece diferentes beneficios para clientes y consumidores, entre ellos: las transacciones de pago se gestionan fácilmente desde la banca online, las compras navideñas pueden hacerse desde la comodidad de casa y, desde hace un buen tiempo, ya no se necesita un armario para guardar vídeos y música o un álbum para las fotos. Ahora, estos son archivos que pueden ser almacenados online con un servicio de confianza y están disponibles en cualquier momento y desde cualquier lugar.
Con el aumento de las redes digitales, por otro lado, la ciberdelincuencia también ha adquirido proporciones imprevistas. Hoy más que nunca, las empresas se encuentran en el punto de mira de personas sin escrúpulos que están dispuestas a robar información confidencial de los usuarios (como datos personales, contraseñas, direcciones o datos de cuentas bancarias) y a entregarlos o venderlos a terceros cuando las empresas no cuentan con las medidas necesarias para desalentar estos propósitos. Tampoco son raros los ataques que tienen como única finalidad paralizar los proyectos web, infectarlos con spam o malware y generar daños y perjuicios. Mientras que, con los conocimientos suficientes, la red corporativa puede encargarse de asegurar todos sus componentes, velar por la seguridad de los contenidos almacenados como la página web, las bases de datos de los clientes o los archivos del proyecto, entre otros, le corresponde al proveedor de alojamiento web. Como consecuencia, elegir un hosting seguro garantiza la protección de tus datos sensibles, específicamente de aquellos más allá de tus posibilidades.