Cada vez que se visita una página web, el navegador envía una solicitud al servidor para que le envíe todos los datos necesarios de la página deseada. El servidor procesa entonces la petición, incluyendo una solicitud dirigida a la base de datos, para luego transferir todos los datos y elementos requeridos al navegador. El procesamiento de la solicitud puede llevar cierto tiempo, especialmente si se trata de páginas extensas con muchos y, sobre todo, complejos archivos CSS, imágenes o archivos de JavaScript.
Para acortar estos periodos de espera se usa la llamada memoria caché. En lugar de solicitar los elementos dinámicos de las bases de datos y cargarlos cada vez de nuevo,se guarda una versión estática del sitio web en la memoria caché.Como resultado, al usuario se le muestra una página web completa, que quizá no corresponda con el estado más actual del servidor, pero que se carga mucho más rápido. Este es precisamente el proceso que facilitan los plugins de caching de WordPress.