En los años siguientes siguen apareciendo otras variaciones del sistema operativo, aunque el factor financiero comienza también a crecer en relevancia. Así, en 1979, Microsoft adquiere una licencia Unix V7 con el fin, entre otras cosas, de desarrollar portabilidades para procesadores Intel y Motorola. Solo un año después la compañía publica el software Xenix, que se esperaba que se convirtiera en el sistema operativo estándar para PC, pero que presentaba altos requisitos de hardware. Finalmente, Microsoft cedió su desarrollo al fabricante de software SCO (Santa Cruz Operation) para poder concentrarse en OS/2 y el desarrollo de MS-DOS.
Recién fundada su propia empresa, Sun Microsystems, Bill Joy se suma a la competición en 1982 con SunOs, un sistema propietario basado en BSD que se convertiría en el predecesor de Solaris y que estaba pensado específicamente para utilizarse en servidores y estaciones de trabajo.
Pero la verdadera guerra por el favor de los seguidores de Unix tuvo lugar entre AT&T, que entretanto ya había conseguido el permiso para comercializarlo, y la Universidad de Berkeley, que con BSD y el apoyo de un gran número de programadores, contaba con la ventaja de aportar innovaciones de gran valor. AT&T intentó primero conquistar el mercado con System III (1981) y, en especial, con el optimizado System V (1983), ambos basados en Unix V7, mientras que Berkeley publicó en paralelo 4.2BSD, para el cual se emitieron más de mil licencias en 18 meses. Con ello demostró superar en popularidad a System V, el cual, además de ser de pago, no contenía el Fast File System (FFS) ni soportaba redes (gracias al TCP/IP integrado) como sí hacía la variante de Berkeley.
Con el cuarto lanzamiento de System V en 1988, AT&T añade estas y otras características de BSD, de Xenix y de SunOs, lo que llevó a muchos usuarios a cambiar de bando.