La American Standards Association (ASA, más conocida en la actualidad como ANSI por American National Standards Institute) aprueba el American Standard Code for Information Interchange (ASCII) ya en el año 1963. De este modo contribuye con indicaciones obligatorias a la forma en que los dispositivos electrónicos han de representar los diversos caracteres. Debido a que se trata de un estándar puramente estadounidense, a veces también se habla de él como US ASCII.
Algunos de sus predecesores son el código morse o las codificaciones utilizadas en el télex o teletipo: un código estandarizado (por ejemplo, una sucesión determinada de señales acústicas) que se traduce en texto. La codificación ASCII se creó porque los ordenadores no pueden comprender nuestro alfabeto, pues sus procesos internos se basan en el sistema binario.
Hasta hoy, el código ASCII solo se ha modificado en contadas ocasiones para adaptarse a las nuevas exigencias. Existen versiones ampliadas que, por ejemplo, utilizan un octavo bit para representar unidades nacionales, como es el caso de los símbolos diacríticos, al igual que los acentos del español o del francés. La norma Latin-1 (ISO 88591-1), necesaria para algunos idiomas de Europa occidental, se basa en código ASCII.
Cambiar de un alfabeto a otro no es posible, lo que ha hecho que se hayan impuesto códigos basados en Unicode como UTF-8, pues tiene la capacidad para más de un millón de caracteres diferentes. Además, es compatible con ASCII y codifica los primeros los primeros 128 caracteres.