Para la mayoría de usuarios, las aplicaciones híbridas son prácticamente iguales que las aplicaciones nativas. Tanto un formato como el otro pueden descargarse normalmente desde una app store, instalarse y finalmente iniciarse desde un dispositivo móvil. En lo que respecta a su oferta, no hay muchas diferencias entre las aplicaciones nativas y las apps híbridas. Dicha oferta es muy variada e incluye programas de menor y mayor envergadura para multitud de objetivos.
Sin embargo, en su instalación es donde empiezan a verse las primeras discordancias entre ellas. En el caso de una hybrid app no se instala el programa completo, sino que únicamente se establece un marco nativo. Cuando el usuario abre una aplicación híbrida, esta se inicia a través de una superficie similar a la de un navegador web, casi como ocurre con una web app.
Las aplicaciones web utilizan un navegador web convencional, mientras que las aplicaciones híbridas se reproducen con el llamado WebView. Este componente sirve para ejecutar y representar contenidos web en el seno de la aplicación, pero sin incluir la barra de direcciones y otros elementos típicos del navegador. De esta manera, la presentación del contenido online en una hybrid app tiene el mismo efecto que la interfaz de usuario de una aplicación nativa convencional.
Junto a los componentes del WebView, los fundamentos técnicos de una app híbrida están incluyen los lenguajes JavaScript, CSS y HTML o, más habitualmente, HTML5, otra de las particularidades en común con las aplicaciones web. No hay que olvidar que una aplicación híbrida es una web appincluida en una aplicación nativa. Por ello, las aplicaciones híbridas se sirven de muchos de los puntos fuertes de ambos formatos de aplicaciones.