Además del DoT, actualmente se habla mucho de otra tecnología que puede aumentar la seguridad de la resolución de nombres: DNS over HTTPS (DoH). Ambas soluciones tienen en común que cifran el intercambio de datos, pero su mayor diferencia radica en el puerto que utilizan para ello. Esta aparente nimiedad ha creado una profunda brecha de opinión entre los expertos: mientras que el DNS over TLS utiliza su propio puerto, DoH recurre al puerto 443, que también se emplea en el resto de conexiones HTTPS, como las visitas a las páginas web. Esto implica que las solicitudes de DNS no se puedan distinguir del resto del tráfico de Internet.
Desde el punto de vista de la protección de datos, lo anterior representa una ventaja: si la solicitud del DNS no se reconoce, no es posible manipularla. Sin embargo, algunos administradores de red temen la pérdida de control del tráfico de la red y, por lo tanto, la incapacidad de gestionar correctamente las comunicaciones.
De esta manera, se han formado dos bandos que quieren generalizar el uso de su propia solución. Detrás del DoT está principalmente el IETF, un consorcio que se ocupa del desarrollo de la red. El IETF crea estándares que, en muchos casos, acaban siendo adoptados por muchos grupos de interés de Internet. Por el otro lado, muchas empresas y organizaciones apoyan el DNS over HTTPS, como Google y la Fundación Mozilla.