En la práctica, la integración continua se aplica del siguiente modo: un ingeniero debe desarrollar una función. Antes de comenzar a trabajar, se descargará la versión completa del código de la aplicación, la denominada línea principal. En esta versión local, también llamada copia de trabajo, será sobre la que trabaje. Cuando haya concluido su tarea, probará el programa, solucionará los posibles errores y podrá volver a cargar la nueva versión en la línea principal.
No obstante, este ingeniero no trabaja solo. Mientras desarrollaba su tarea, otros integrantes del equipo han realizado las suyas y cada uno de ellos tendrá una versión diferente del software en su equipo. Asimismo, probablemente la versión de la línea principal también haya sido modificada por otros desarrolladores en este lapso de tiempo, por lo que tendrá que actualizar su copia local. Si surge algún problema, será su responsabilidad solucionarlo. A continuación, integrará el código en la línea principal y probará de nuevo el programa. Solo cuando no se vuelva a producir ningún error, lo cual podría ocurrir si no ha actualizado correctamente su copia local, habrá concluido el proceso y podrá dedicarse al desarrollo de la siguiente tarea.