Elegir contraseñas seguras
Todo comienza aquí, y es que a menudo el principal error lo comete el propio usuario. Para ser segura, una contraseña debería contener como mínimo 8 caracteres e incluir cifras, letras y números de forma aleatoria. Debería registrarse una contraseña diferente para cada finalidad o servicio –además de ser cambiarlas regularmente. Nuetsra guía ofrece mayor información sobre las herramientas disponibles para una correcta gestión de contraseñas seguras.
Usar la verificación en dos pasos
Muchos servicios en Internet como Dropbox o Google usan este tipo de verificación en dos pasos. Esta funciona como un doble escudo de protección, ya que, tras introducir la contraseña habitual, se envia un código automático al móvil vinculado a la cuenta, que habrá que introducir para poder entrar. Se evitan así accesos indeseados de terceros, aún en caso que dispongan del nombre de usuario y de la contraseña. Es posible, incluso, configurarla para que no se aplique cuando se use el propio ordenador o dispositivo y sí cuando se acceda desde un ordenador desconocido. Existen diversos proveedores compatibles con aplicaciones generadoras de estos códigos.
Actualizar regularmente dispositivos y programas
Ignorar las recomendaciones de actualización de los dispositivos no parece ser la decisión más inteligente, pues constantemente se descubren nuevas debilidades en los sistemas que se pueden subsanar, mediante una actualización regular. Especialmente el programa anti-virus, pero también el navegador y el sistema operativo, deberían disponer siempre de las últimas actualizaciones, pues solo así es posible evitar que los hackers se aprovechen de los puntos débiles de los sistemas.
Usar redes y dispositivos abiertos con prudencia
Actualmente es posible acceder a redes Wifi de acceso abierto en lugares como aeropuertos, cafés o bibliotecas; en estas redes públicas los datos e información circulan en abierto, por lo que corren un alto riesgo de ser interceptados por terceros. Es por esto que siempre se recomienda, en caso de usar este tipo de redes para navegar por Internet, usar el Protocolo seguro de transferencia “HTTPS” cuando se introduzca una dirección, así como activar la conexión segura cuando se envíen correos electrónicos. Otra opción son las VPN o Redes privadas virtuales, que protegen la circulación de datos por medio de un túnel encriptado. De todas maneras, para evitar riesgos innecesarios, siempre es mejor abstenerse de consultar la cuenta bancaria o de realizar otras transacciones delicadas en una red pública y esperar a disponer de un entorno protegido para ello.
Evitar los recolectores de datos en Internet
Todo usuario debe ser consciente de aquellos datos que revela de sí mismo en la red y la medida en que lo hace. Esto definirá la probabilidad de convertirse en una presa fácil para hackers y cibercriminales. Antes de abonarse a un boletín de noticias o de registrarse en una página de servicios, no está de más echar un vistazo a las Condiciones de uso y Términos Generales, a las Declaraciones de Protección de Datos y al Aviso Legal de las páginas webs correspondientes para desechar sospechas.
En cualquier caso, los datos privados se han de revelar con prudencia. Pedir datos confidenciales por medio de correo electrónico o en Facebook es ya un motivo grave de alarma. Y lo mismo se puede decir de las aplicaciones: aquí el usuario debería comprobar a qué datos solicita acceso la aplicación en cuestión. Las apps gratuitas son especialmente utilizadas como meros recolectores de datos ante los cuales hay que tener cuidado.