Gracias a la computación en la nube y a SaaS, los usuarios ganan opciones: en lugar de comprar el programa en cuestión, instalarlo en el PC y luego utilizarlo, pueden decantarse por una suscripción. En este sistema es el proveedor el encargado de alojar el software en un centro de datos y de ofrecerel acceso a los usuarios. Por su parte, el hardware del usuario ha de cumplir con un único requisito: ha de poder establecer una conexión a Internet para utilizar el programa a través del navegador. El rendimiento computacional en sí tiene lugar exclusivamente en el centro de datos del proveedor, que no ha escatimado recursos para configurarlo adecuadamente.
Los proveedores cuentan con personal cualificado para realizar el mantenimiento tanto del hardware como del software. El usuario, por tanto, puede olvidarse de instalar actualizaciones, que están disponibles al momento. Además, como el software no está ligado al hardware es posible acceder al programa desde cualquier lugar, es decir, no hay limitaciones ni por dispositivo ni por localización. No obstante, la conexión a Internet es imprescindible, pues sin ella no funciona nada. Esto puede ser crítico para usuarios profesionales y empresas, puesto que la eficiencia no puede depender de una mala conexión a Internet.
Un software profesional puede ser caro. Aunque con el software on premises solo hay que pagar una vez por el producto, a menudo también lleva asociado un precio elevado que las empresas más pequeñas o los negocios recién creados no se pueden permitir. Además, puede ocurrir que, a medida que el negocio y los requisitos van creciendo, las necesidades en cuanto a software cambien, haciendo inservible al programa inicial. Con la mayoría de los proveedores de SaaS, los usuarios pueden optar por una suscripción anual o mensual, lo que les permite cambiar de producto en un plazo relativamente corto, así como añadir o eliminar funciones adicionales o usuarios.
Al optar por un software en la nube hay que confiar en el proveedor y estar dispuesto a cederle el control. Esto se debe, entre otras cosas, a que una empresa puede tratar con datos sensibles que se van a almacenar en los centros de datos del proveedor. Si el fabricante del software de nube no se toma en serio la privacidad, se da una situación crítica. La cesión de control también puede resultar problemática: si el proveedor decide (por sí mismo o debido a un tercero) a interrumpir el servicio o incluso hacer una pausa para realizar trabajos de mantenimiento, puede causar errores con consecuencias negativas para los usuarios.