Los bootloaders sirven como intermediarios entre el hardware y el sistema operativo. En cuanto un bootloader es ejecutado por el firmware correspondiente, la responsabilidad del sistema recae en él, que debe lograr que el arranque ocurra. Para ello, su primera tarea es cargar la memoria interna, indispensable para que el procesador funcione.
En el siguiente paso, el bootloader carga el núcleo del sistema operativo, es decir, el componente elemental del software del sistema, el cual controla todos los accesos a la memoria y al procesador, y contiene todos los controladores importantes. Además, el bootloader procesa diferentes órdenes y tareas rutinarias como, por ejemplo, la integración de la memoria de datos. Algunos bootloaders realizan también tareas que van más allá de su función como meros gestores de arranque, entre las cuales están las siguientes:
- Reconocimiento y arranque de otros bootloaders disponibles
- Ejecución de programas de aplicación (se usaba mucho en los 80 para iniciar juegos desde disquetes)
- Corrección o adición de funciones o entradas defectuosas o insuficientes en el firmware
- Carga de firmware alternativo
Una vez se han completado todas las tareas con éxito, el bootloader devuelve la responsabilidad del sistema al núcleo.