La función callback siempre tiene un efecto determinado que está relacionado con ciertas circunstancias. En otras palabras, solo se invoca si ha tenido lugar otra acción claramente definida. Un buen ejemplo de función callback son los controladores de eventos, que se utilizan, por ejemplo, en elementos HTML como los botones. El evento podría ser un clic del ratón que hace que se ejecute el callback, y la función en sí misma podría provocar el redireccionamiento a otra página o transmitir un valor que se haya introducido en un formulario.
La principal diferencia entre una función normal y un callback sería la siguiente: si bien una función normal se ejecuta directamente, la función callback solo se define y se llama y ejecuta únicamente cuando ocurre un evento concreto. Como hemos mencionado, las funciones callback se utilizan en numerosos lenguajes de programación y, aunque la sintaxis y la estructura de los métodos difieren, sus principios se mantienen en todos los lenguajes.