La redirección de la solicitud del usuario se realiza manipulando el protocolo DNS. El protocolo convierte el nombre de host (dirección URL) en una dirección IP numérica. Este proceso de conversión ofrece a los delincuentes dos puntos de ataque para desviar la asignación.
1. Ataque al archivo hosts.
Al realizar una solicitud a un sitio web, el ordenador llama primero al archivo de host local para comprobar si ya se ha visitado el sitio alguna vez y si ya se conoce la dirección IP correspondiente.
Los atacantes usan esta consulta para sus fines. Instalan malware en el ordenador, por ejemplo, mediante archivos adjuntos de correo electrónico infectados por virus o mediante troyanos en sitios web. Estos manipulan las direcciones IP almacenadas para redirigir las peticiones al sitio fraudulento deseado.
2. Ataque al servidor DNS
Otro método de pharming más elaborado infecta directamente el servidor DNS donde se consulta la dirección IP después de que un usuario haya introducido una dirección URL. Aunque no se instale malware en el ordenador, el ataque tiene lugar.
Técnicamente, el ataque tiene lugar a través de la llamada inundación DNS. Aquí se le sugiere al servidor una resolución de dirección incluso antes de que pueda hacer la asignación correcta.