¿Tienes ideas, pero no estás seguro de que sean buenas? Hay algunas características o puntos a las que puedes recurrir para evaluar tus ideas de startups.
Primero trata de responder a la pregunta “¿qué problema estás resolviendo y para quién es relevante esa solución?”. Cuanto más relevante sea (para tu grupo objetivo), mejor. Luego valora si es fácil de implementar y escalar y en qué medida: las mejores ideas son rápidas de implementar y ya funcionan en pequeñito. De esta manera puedes entrar rápidamente en el mercado y probarlas. Tras una primera prueba o feedback de tu grupo objetivo, sigue desarrollando tu producto o servicio, sigue haciendo pruebas y perfeccionando constantemente tu producto.
Además, no hay que menospreciar que para una buena idea, deberías proporcionar tú mismo el conocimiento necesario para empezar solo. Si desde el principio necesitas adquirir otros conocimientos o buscar un socio, la cosa suele complicarse rápidamente.
Cuando hayas evaluado tu idea, habla con amigos, compañeros de trabajo y socios y recopila sus opiniones. A veces es de gran utilidad saber qué se ve desde fuera para descubrir posibles avances pero también puntos débiles.