Si traducimos el término “startup”, deducimos rápidamente una característica importante de esta forma empresarial: las startup son empresas que se crean por primera vez (“arrancar” o “despegar”). También es característico de ellas un alto grado de innovación. Muchas ideas de startups se mueven en los ámbitos de la digitalización, la sostenibilidad y la tecnología; todos temas muy nuevos en los que hay un gran potencial de mejora. En el mejor de los casos, la idea de negocio de una startup no es solo innovadora, también es escalable, lo que significa que tiene un potencial de crecimiento (rápido) superior a la media.
Otra particularidad que solemos encontrar en las empresas emergentes es el capital: al principio suele estar disponible durante tiempo limitado. Para sacar al mercado una idea, normalmente hacen falta patrocinadores e inversores, y como las ideas de startups se conocen por su gran potencial, son casos de inversión muy populares.