En la constitución de cualquier empresa, la fase inicial está marcada por una constante inquietud. Después de todo, los fundadores tienen que tomar una gran cantidad de decisiones y los cambios de última hora están a la orden del día. Al mismo tiempo, la dirección de la empresa tiene que ocuparse de gestionar recursos limitados y escasos. Un plan de negocios es la manera correcta de contrarrestar este ritmo frenético, proporcionando estructura y orden al día a día de los negocios. El plan de negocios determina la ruta que ha de seguirse, marcando, en definitiva, cuál será la dirección estratégica.
Además, el plan de negocios ayuda con la planificación del tiempo, lo que contribuye a mantener un orden y una estructura. Los fundadores pueden ver qué medidas deben tomarse en cada momento.
Uno de los puntos más importantes del plan de negocios es la definición de metas, determinante tanto desde un punto de vista de eficiencia económica como desde una perspectiva estratégica y organizativa. La dirección debe comprobar periódicamente si los resultados obtenidos se ajustan a los objetivos marcados. De esta forma podrá saberse qué medidas contribuyeron a alcanzar los objetivos y cuáles han sido las causas de los fallos.
El plan de negocios también juega un papel importante en la búsqueda de inversores potenciales. Para conseguir préstamos e inversiones es imprescindible contar con un plan de negocios detallado que, a través de diversas ideas y conceptos, motive a los patrocinadores a hacer la inversión.