Hay que reconocerlo: existen ideas de negocio que cambian el mundo, con las que los inventores o fundadores se hacen ricos de la noche a la mañana y se crea el llamado unicornio, una start-up valorada por los inversores en más de mil millones de dólares. Sin embargo, en la mayoría de los casos, por un valor más reducido ya merece la pena ponerse en marcha.
O bien tienes una profesión de por sí muy adecuada para ser autónomo (por ejemplo, programador, consultor o arquitecto), o tienes una idea para un nuevo producto, una oferta de servicios que aún no existe (en tu zona) o algo similar.
Para encontrar ideas de start-up, hazte la siguiente pregunta: “¿Qué problema hay que puedas resolver (con un producto o servicio)? Una mirada al mercado también puede ser de utilidad: ¿qué hay que pueda ser mejorado? De esta forma se obtienen posibilidades de adoptar una idea existente o incluso de optimizarla.