Los peligros para la salud de la vida en la oficina son, por lo tanto, mayores de lo que muchos suponen. La buena noticia es que el ejercicio es relativamente fácil de integrar en nuestra rutina laboral. Llevando a cabo algunas rutinas de sencillos ejercicios, el bienestar físico en tu lugar de trabajo mejorará notablemente.
Sin embargo, en primer lugar, estaría bien desmontar algunos mitos. Un lugar de trabajo ergonómico es sin duda importante para adoptar una postura saludable para el cuerpo. Entre otras cosas, la altura de la silla y la mesa, así como la distancia al monitor y la posición de éste, juegan un papel muy importante. Sin embargo, permanecer en esta postura indefinidamente tampoco le hace bien al cuerpo. Por lo tanto, un lugar de trabajo ergonómico no es la panacea, y ninguna posición es de por sí beneficiosa a largo plazo. Lo ideal es intentar permanecer en movimiento. Por este motivo, está permitido dejarse caer en la silla de la oficina de vez en cuando, deslizarse hasta el borde delantero del asiento durante un corto periodo de tiempo, y en general, cambiar a menudo de posición. Lo importante es evitar una postura estática e intentar moverse con regularidad.
¿Haces deporte al terminar tu día laboral? Esto es algo muy positivo, pero no es suficiente. Es erróneo pensar que el hacer ejercicio al salir de trabajar puede paliar los estragos de pasar tantas horas en la silla.
Lo correcto sería integrar con asiduidad el movimiento en tu vida cotidiana en la oficina. No te preocupes, para ello no tendrás que hacer acrobacias en el trabajo. Los movimientos simples realizados con regularidad pueden tener un efecto muy positivo. Te presentamos algunos consejos.