Aunque el modelo de conciliación de la vida laboral y familiar está generalmente aceptado y cada vez son más las empresas que adoptan medidas tendentes a promoverlo, existen quienes consideran que se trata de un concepto problemático.
Una crítica frecuente a este concepto es que la conciliación laboral y familiar no es más que una utopía; un estado ideal, prácticamente imposible de lograr porque la vida no puede planearse de esta manera. Según esta crítica, el concepto de conciliación no tiene en cuenta que la vida es caótica por naturaleza, ignorando que esta no puede controlarse simplemente mediante una planificación pormenorizada. El modelo también obvia que el ser humano tiene habilidades determinantes como la adaptabilidad y la capacidad de improvisación. En definitiva, la crítica al concepto de conciliación es que trata de prescribir una gestión de la vida para las personas que es imposible. Irónicamente, planear la vida excesivamente, tal y como plantea este modelo requiere, solo conduce a más estrés.
Otra de las críticas se centra en el concepto en sí, ya que este sugiere que trabajo y vida privada son dos compartimentos estancos, dos áreas separadas entre sí o incluso, opuestas. Los críticos del modelo argumentan que al trabajar también se vive y que por lo tanto, se traza una línea que en realidad no existe.
Muchos críticos hacen también hincapié en el error de este modelo al priorizar el equilibrio, a pesar de que el ser humano es intrínsecamente desequilibrado, sin que ello suponga nada negativo. Muchos trabajadores se sienten satisfechos volcándose en su exitosa carrera y gracias a ello se sienten felices y productivos. Existen además quienes consideran que su inquietud interna es un elemento imprescindible para rendir mejor. Muchas personas, por otro lado, dividen sus vidas en períodos en los que se concentran más en su vida profesional o en la privada. Sin embargo, la conciliación de la vida familiar y laboral hace referencia a unas condiciones generales óptimas que, no obstante, no pueden ni deben aplicarse de manera integral a todas las personas.
Otras críticas se dirigen contra las medidas individuales para conciliar la vida laboral y familiar. En este sentido, los horarios de trabajo flexibles no son adecuados para todos los empleados: una jornada de trabajo estrictamente planificada también presenta ventajas que van desde la planificación de las medidas de seguridad hasta un sueño más saludable (aunque desde un punto de vista científico aún existen muchas preguntas con respecto al sueño). Además, hay quienes consideran que instalaciones como las guarderías de las empresas son, a menudo, un elemento adicional de estrés en el lugar de trabajo, ya que muchos empleados descansan de sus cargas familiares durante la jornada de trabajo.
Además, muchas medidas de las que se aplican actualmente son calificadas por los críticos de superfluas. El concepto de conciliación no puede reducirse a ofrecer fruta fresca, horarios de trabajo flexibles y a ser feliz. Los críticos de este modelo consideran que mejor que aplicar las medidas para conciliar la vida laboral y familiar, sería apelar a la responsabilidad social corporativa, de forma que la empresa cree unas condiciones de trabajo óptimas para los empleados. El concepto de conciliación sería, de acuerdo a lo señalado por los críticos, superficial y su contenido aparecería reducido al de mera palabra de moda carente de sentido.