Su importe está condicionado por las cantidades producidas o vendidas. Los costes variables son inestables y dependen del rendimiento. Entre los gastos variables figuran, por ejemplo:
- consumo de material
- costes de energía
- costes de fletes y transporte
- costes de mano de obra temporal
- remuneraciones de contratos por obra o servicio
Si los costes variables ascienden al mismo ritmo que las cantidades producidas o vendidas, se habla de costes variables proporcionales y, si el aumento de los costes variables es mayor, se denominan costes variables progresivos. Los costes progresivos ascienden, por ejemplo, cuando debido a un aumento de producción los gastos de mantenimiento de maquinaria se incrementan en gran medida. Los costes variables también pueden ser variables regresivos, es decir, su crecimiento es menor que el de las ventas. Ocurre, por ejemplo, cuando se obtienen descuentos por volumen de compras.
Si se dividen los costes variables totales de un producto por el número de unidades producidas o vendidas, se obtiene el coste variable unitario. Para que la empresa pueda obtener beneficio, el precio de venta de un producto debe superar el importe de su coste variable unitario. Es por esto que el coste variable unitario también recibe el nombre de precio mínimo.
La suma de costes fijos y variables son los costes totales.