Las reservas ocultas son una parte del patrimonio propio de la empresa que no aparece visible en el balance. Si se estima el activo o el pasivo por encima o por debajo del valor real, el valor de la empresa disminuye o aumenta. Estas desviaciones pueden darse en diferentes partidas y de forma voluntaria o involuntaria y, para crearlas, se utilizan métodos de contabilidad que quedan fuera del ámbito de injerencia de los órganos fiscales, por lo que no pueden impugnarse legalmente.
Para explicarlas, podemos servirnos del concepto de provisión contable, reconocido en el Plan General Contable (PGC) y las Normas Internacionales de Contabilidad (NIC) como un instrumento para constituir reservas para contingencias estimadas en el futuro. Sería algo así como reservar ciertos importes para sucesos que se espera sucederán en un futuro más o menos conocido. Si bien reducen el patrimonio neto de la empresa en un ejercicio, esta pérdida se compensará en un ejercicio posterior cuando la contingencia se produzca y el gasto se convierta en una cifra real. Estas provisiones, que pueden ser a largo o a corto plazo, forman parte del pasivo del balance (cuentas 140-147, 499X y 529X) y cumplen un imperativo legal.
Las reservas ocultas tienen un mecanismo parecido, con la diferencia de que generan importes invisibles porque no aparecen en el balance. Con estos métodos se puede influir en el monto final de la ganancia de forma imperceptible para el órgano fiscal. Al disminuir el beneficio visible en el balance, se podría reducir la carga fiscal, pero también los dividendos para los socios, accionistas y propietarios.