Las reservas ocultas: ¿legales o ilegales?

En contabilidad, las reservas son beneficios generados por la propia sociedad que los socios no pueden (por imposición de la ley o de los estatutos) o no quieren distribuir. Cuando estas reservas no se muestran en el balance reciben el nombre de reservas ocultas, a menudo con una cierta carga negativa, como si constituyeran un oscuro secreto al borde de la legalidad. En realidad, las reservas ocultas, al margen de la veracidad del balance, son muchas veces inevitables. ¿Qué son entonces estas reservas ocultas y qué papel desempeñan en la contabilidad?

Hecho

Las reservas ocultas también se denominan internas, latentes o tácitas. Son ocultas, cuando el hecho es intencionado, y tácitas, cuando se crean de forma casual y no intencionada.

Qué son las reservas ocultas

Definición

Las reservas ocultas se generan cuando los activos y los pasivos de una empresa se valoran por debajo o por encima de su valor real respectivamente, de tal modo que nace una diferencia tácita de valor que no figura en los libros. Si los valores contables de los activos se estiman por debajo de los valores de mercado actuales y las deudas futuras por encima (sobrevaloración del pasivo), el balance final no refleja el valor real de una empresa. Esto, según en qué contexto, se considera ilícito.

Las reservas ocultas son una parte del patrimonio propio de la empresa que no aparece visible en el balance. Si se estima el activo o el pasivo por encima o por debajo del valor real, el valor de la empresa disminuye o aumenta. Estas desviaciones pueden darse en diferentes partidas y de forma voluntaria o involuntaria y, para crearlas, se utilizan métodos de contabilidad que quedan fuera del ámbito de injerencia de los órganos fiscales, por lo que no pueden impugnarse legalmente.

Para explicarlas, podemos servirnos del concepto de provisión contable, reconocido en el Plan General Contable (PGC) y las Normas Internacionales de Contabilidad (NIC) como un instrumento para constituir reservas para contingencias estimadas en el futuro. Sería algo así como reservar ciertos importes para sucesos que se espera sucederán en un futuro más o menos conocido. Si bien reducen el patrimonio neto de la empresa en un ejercicio, esta pérdida se compensará en un ejercicio posterior cuando la contingencia se produzca y el gasto se convierta en una cifra real. Estas provisiones, que pueden ser a largo o a corto plazo, forman parte del pasivo del balance (cuentas 140-147, 499X y 529X) y cumplen un imperativo legal.

Las reservas ocultas tienen un mecanismo parecido, con la diferencia de que generan importes invisibles porque no aparecen en el balance. Con estos métodos se puede influir en el monto final de la ganancia de forma imperceptible para el órgano fiscal. Al disminuir el beneficio visible en el balance, se podría reducir la carga fiscal, pero también los dividendos para los socios, accionistas y propietarios.

Dos criterios contables en oposición

Con esta información, concluir sobre la legalidad o ilegalidad de estos importes retenidos y “escondidos” a priori depende del punto de vista, puesto que, como afirman algunos expertos, puede haber motivos justificados para utilizarlas mientras no impliquen un perjuicio para los socios, accionistas o terceros. En el fondo, en esta consideración entran en conflicto dos conceptos contables:

  • El criterio de la imagen segura que defiende la contabilidad alemana: se basa en el principio de prudencia, un método de valoración de bienes que se ajusta a los valores históricos de los activos, es decir, tiende a valorar por debajo del valor actual en el mercado. Con este principio, se muestran valores conservadores que garantizan a los socios y acreedores que solo se repartirán dividendos si existen realmente. Al mismo tiempo, empero, se asegura un valor menor, aunque consolidado, para las acciones que cotizan en la bolsa. Según este criterio, las reservas ocultas se aceptan y a veces incluso se exigen desde la ley.
  • El mundo contable anglosajón (Inglaterra y EE UU) aboga por el criterio de la imagen fiel de la empresa. A este se adhiere el plan contable español y está respaldado por las NIC. Siguiendo este criterio, se muestran los valores del activo más altos y las ganancias producidas, lo que eleva el valor de cotización, aunque sea más volátil. Este concepto está claramente en contra de las reservas ocultas: según las NIC, usar el principio de prudencia en la valoración de bienes no debería generar reservas ocultas.
Hecho

El saldo a la inversa de las reservas ocultas son las cargas tácitas o pérdidas latentes. Resultan de sobrevaluar bienes del activo o de devaluar las deudas a un valor inferior.

¿Cómo se constituyen las reservas ocultas?

Pasemos a ver varias formas de crear reservas ocultas en un balance.

Reservas ocultas generadas por la aplicación del principio de prudencia

Este principio de contabilidad generalmente aceptado obliga a contabilizar las ganancias cuando se perciben y los gastos cuando se devengan. Este método es conservador a la hora de valorar las ganancias y los gastos, tendiendo a exponer resultados magros. Sin embargo, haciendo esto se pretende preservar al patrimonio social de contingencias que, aunque poco probables, podrían afectar gravemente a la sociedad. Con este método se satisface a los accionistas y los acreedores, porque se garantiza que se distribuirán dividendos reales y que podría haber otras ganancias, pero nunca se repartirá más de lo que se haya ganado.

Provisiones para contingencias poco probables

Según el PGC y la NIC 37, las provisiones son reservas que pueden estimarse de forma fiable para una eventual obligación presente como consecuencia de un suceso pasado. Para hacer frente a esta obligación, la empresa tendrá que desprenderse probablemente de recursos que aporten beneficios económicos. Si estas reservas se constituyen para eventos que difícilmente podrían concurrir, se está creando una reserva oculta de forma implícita (lo que no sería legítimo según las NIC).

Amortizaciones

Supongamos que una empresa ha comprado una máquina. Su valor se ha de amortizar con los años en correspondencia con su desgaste, por ejemplo, durante diez años. Al finalizar este plazo, la máquina se ha amortizado por completo, de modo que su valor residual en libros será de 0. No obstante, el objeto puede usarse aún e incluso podría venderse. Esto quiere decir que aún tiene un valor para la empresa que, sin embargo, no aparece en ningún sitio. Este activo estaría siendo subvalorado y supondría una reserva oculta para la empresa.

Aumentos de valor

En el balance, los bienes del activo se han de registrar con su valor de adquisición o fabricación. Si una empresa compra un terreno por 50 000 euros, es así como aparecerá en los libros. Pero si, con el tiempo, el valor de mercado de este bien inmueble se eleva a los 100 000 euros, aquel valor ya no le representa de forma fiel. El resultado: una reserva oculta que asciende a 50 000 euros.

Consecuencias de las reservas ocultas

Las reservas ocultas reducen el patrimonio social de una empresa y en última instancia también su ganancia a final del ejercicio, lo que conduce a una disminución de la base imponible para impuestos. Pero como en algún momento se consolidarán, este efecto es transitorio: el pago de impuestos se pospone, por así decirlo.

Lo mismo puede decirse del beneficio neto. Una ganancia menor, producto de la constitución de reservas ocultas, y un reparto magro de dividendos entre los socios se compensan cuando las reservas se cancelan.

Hecho

La creación y disolución de reservas ocultas puede formar parte de una política contable activa que permite a las empresas influir en los balances de tal forma que las ganancias se presentan en el momento más favorable.

En conclusión, fallar a favor o en contra de las reservas ocultas no es, en un plano general, posible. En algunos casos puede ser conveniente crearlas, en otros aparecen de forma obligada al aplicar el principio de prudencia.

Favor de tener en cuenta el aviso legal relativo a este artículo.

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